Los cestos se componen de hileras de caña y mimbre que bien tejidos, amoldados y sellados se convierten en un recipiente capaz de almacenar no sólo los alimentos de supervivencia de aquellos tiempos, sino también experiencias. La vida se compone de años, de cañas y mimbres, y de personas con las que tienes en algún momento la oportunidad de conocerlas con más profundidad para encontrar en ellas esa identidad de pueblo que desgraciadamente cada vez vamos perdiendo.
Desde niño, ocho décadas dedicados al noble oficio de la cestería, primero por necesidad y más tarde por arte, arraigo y resistencia a que las tradiciones artesanas se sigan manteniendo. Mimbreras y cañales apartados se convirtieron en sustento, y charcos salados en tratamiento de mimbre y cañas que, al remojo, permitían que las encayecidas manos de Andrés moldearan vara a vara cada dureza hasta vencer su resistencia.
Cestos y cestas, barquetas, seretos, cestones, ... son sus obras de arte que a partir de hoy inmortalizan y eternizan toda una de vida y dedicación, siempre acompañado de Esmilce que pacientemente lo miraba, lo mimaba y lo admiraba.
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